miércoles, 21 de febrero de 2018

Calor más barato con aerotermia

Calor más barato con aerotermia

Estos equipos, que extraen hasta un 75% de la energía del aire exterior, son los únicos que proporcionan tanto calefacción y refrigeración como agua caliente y ahorran en torno al 50% respecto a otras calderas

Los equipos de aire-agua de última generación extraen hasta un 75% de la energía del aire exterior.
Los equipos de aire-agua de última generación extraen hasta un 75% de la energía del aire exterior.
Los equipos de aerotermia, que extraen hasta un 75% de su energía del aire de la atmósfera y solo un 25% de la electricidad, se han propuesto ganar la batalla a las calderas de gas natural y gasóleo y convertirse en el sistema estrella para calentar las viviendas españolas. Pero están haciendo méritos para ocupar un lugar bastante más importante y ambicioso. Estos aparatos de última generación funcionan igual que una bomba de calor tradicional, pero con el plus de ofrecer tres funciones distintas: refrigeración en verano, calefacción en invierno y agua caliente sanitaria todo el año. "Hoy en día, no hay ninguna otra tecnología disponible con las mismas capacidades y funciones", dice Carlos Gómez Caño, director general Toshiba Calefacción & Aire Acondicionado, que recuerda que estas bombas de calor aire-agua multifunción no son calderas, "no generan residuos ni humos de combustión contaminantes, porque no hay combustión".
La firma Toshiba ha elaborado un estudio comparativo en diversas zonas geográficas de España donde las necesidades de calefacción son muy diversas. Su conclusión es que los sistemas de calefacción por aerotermia son capaces de calentar los hogares, como mínimo, un 25% más barato que el gas natural y su precio es un 50% inferior si se compara con los costes de calentar las viviendas con calderas de gasóleo.
Calor más barato con aerotermia
Este sistema "puede llegar a proporcionar un ahorro anual cercano a los 125 euros para una vivienda media española de 100 metros cuadrados", señala Nuno Lourenço, director de ventas de aire acondicionado de LG España. Hay que tener en cuenta que el gasto medio anual en energía de los hogares españoles es de 990 euros y que la mitad (495 euros) se destina a cubrir los gastos en calefacción, porcentaje que puede llegar hasta el 71% en una casa unifamiliar aislada en una zona fría de España, según los últimos datos publicados por el IDAE.

Renovable y desconocida

Tal ahorro tiene su origen en la aerotermia, una de las energías renovables y limpias menos conocidas. A diferencia de una caldera de gas natural convencional, su funcionamiento está basado en transportar el calor en vez de generarlo, "por lo que resulta cuatro veces más eficiente", apunta Lourenço.
Además, funcionan con radiadores de baja temperatura, fancoils o suelo radiante. "Precisan de una temperatura del agua de 45 o 50 grados, pero no de 60 como es el caso de los radiadores convencionales que funcionan con calderas de gas", explican en la firma Panasonic. Este fabricante recuerda que "esta tecnología está reconocida como fuente de energía renovable por una directiva europea (2009/28/CE), y en la mayoría de países europeos se está incentivando su instalación con el objetivo de reducir la factura energética y consecuentemente las emisiones de CO2". Además, la aerotermia encaja con las políticas de descarbonización europeas para 2020 y con el paquete de medidas recientemente publicado por la Comisión Europea que fomenta el uso de tecnologías limpias, concluye Pilar Budi, directora general de la Asociación de Fabricantes de Equipos de Climatización (AFEC).
El funcionamiento es como el de cualquier bomba de calor tradicional: intercambia la energía del aire con el refrigerante que hay en su interior para extraer el calor de la habitación en verano y acondicionarla o tomar la energía del aire exterior en invierno para calentar el interior, incluso aunque fuera haya 25 grados bajo cero.
Pero el ahorro energético no es la única ventaja de estos aparatos, que se componen de una unidad interior (que sustituye a la caldera), otra exterior (igual que cualquier bomba de calor) y un depósito de agua. Los costes de mantenimiento y propiedad son prácticamente nulos y no necesitan revisiones periódicas, como en el caso de las calderas de gas y gasóleo.
Estos equipos, que cuestan entre 5.800 y 10.000 euros sin incluir la instalación, no son unos desconocidos en el mercado español pero la mejora de sus rendimientos está haciendo que su comercialización esté creciendo a gran velocidad. "Es un mercado que está en plena expansión, que en los últimos años ha experimentado crecimientos de dos dígitos y que, previsiblemente, seguirán registrándose en próximos ejercicios gracias a la apuesta por la descarbonización liderada por la Unión Europea,", apuesta Nuno Lourenço.
Según las estimaciones de Toshiba, se han instalado en torno a 100.000 aparatos en las viviendas españolas entre 1996 y 2016. El pasado año se vendieron más de 7.000 unidades, con un crecimiento superior al 40% respecto al año anterior. Y de cara a 2020, se comercializarán más de 40.000 unidades anuales. Pero sigue siendo un mercado minoritario comparado, por ejemplo, con el francés: solo en 2016 se vendieron en Francia más de 100.000 equipos de aerotermia para climatización y agua caliente sanitaria, una cifra 15 veces superior a los 7.000 equipos vendidos en España. "Nos acercamos a un mundo eléctrico sin quema de combustibles y la calefacción vivirá la misma revolución que otros sectores, aquí protagonizados por la bomba de calor, la aerotermia", considera Carlos Gómez, de Toshiba.
Estos equipos se enchufan a la red eléctrica, pero son capaces de transformar una unidad de electricidad en tres o más unidades de calefacción o refrigeración, explican en AFEC.

Cómo huir de la calefacción eléctrica

Cómo huir de la calefacción eléctrica

La subida del 12% en el recibo de la luz ha asustado a los usuarios de este tipo de calefacciones, pero hay alternativas más económicas, como la biomasa, la aerotermia o las tradicionales calderas de gas

Por la puerta de la vivienda no solo entra frío estos días. También un poco de miedo. Ya se sabe que con la llegada de las altas temperaturas y el encendido de las calefacciones, las facturas se inflan. A unos más que a otros. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (Idae), la calefacción puede suponer en zonas frías de España el 70% del total de la energía consumida por un hogar. Los más perjudicados son los usuarios de sistemas eléctricos, puesto que el recibo de la luz ha subido un 12% hasta el pasado mes de octubre y las previsiones apuntan a que la factura se encarecerá en el conjunto de 2017 en torno a 100 euros. En el mismo periodo, el gas ha aumentado un 4,5%.

Muchos son los propietarios que tienen instaladas calefacciones eléctricas. Y muchos son los que se han decantado por los equipos que han ido saliendo al mercado en los últimos años con el reclamo de ahorrar: radiadores eléctricos de bajo consumo o emisores térmicos, equipos de calor azul o calor verde... ¿Gastan menos? “Todos los sistemas de calefacción eléctricos —a excepción de la aerotermia [bomba de calor] y los acumuladores de calor [funcionan por resistencias eléctricas pero el gasto es inferior al hacerlo en horario valle, más económico]­­— tienen consumos muy similares; los intentan vender con estrategias de marketing muy agresivas pero realmente es todo lo mismo, es imposible sacar más eficiencia al efecto Joule”, dice Carlos Gutiérrez, responsable de la web sobre energía Nergiza.com y autor de la Guía definitiva para bajar tu factura de la luz. “La calefacción eléctrica es uno de los sistemas más desastrosos para nuestro bolsillo mes a mes, aunque la facilidad y economía de la instalación pueden hacer picar a algunos ingenuos”, añade. También la OCU advierte de que “el calor azul es totalmente asimilable a los tradicionales radiadores eléctricos, en los que se ha sustituido el fluido térmico (aceite) por otros sintéticos, pero el resultado es el mismo en confort o gasto anual”.
Quien quiera huir de las calefacciones eléctricas tiene alternativas: caldera de gas, de biomasa (pellets, huesos de aceituna...) o aerotermia, entre otros. La calefacción por caldera de gas y radiadores, la más usada en España, va a ser siempre mucho más económica a la hora de pagar la factura a final de mes, aunque el coste inicial de la instalación sea mayor que colocar calefacción eléctrica. El precio medio es de 3.126 euros, calcula Habitissimo, portal de reformas donde la demanda de estos equipos de gas natural copa el 36,8%. Usarlos supone un gasto medio de entre 760 y 928 euros al año, mientras que los aparatos eléctricos exigen un desembolso que va de 1.960 a 2.168 euros, según la consultora PwC.

El caso es ahorrar

Eso sí, el gas natural tiene un fijo en la factura que hay que tener en cuenta. El gasóleo, por ejemplo, no lo tiene pero es más caro (el coste del gas natural es aproximadamente entre un 30% y un 40% inferior al coste del gasóleo para calefacción). Las hay convencionales y de baja temperatura, pero son las calderas de condensación las de mayor rendimiento, ya que aprovechan el calor contenido en el vapor de agua que va mezclado en los gases de combustión. Aumentan el rendimiento entre el 12% y el 18% respecto a una estándar.
La aerotermia, sistema de calefacción por bomba de calor que aprovecha la energía contenida en el aire y la introduce en las viviendas, es uno de los que más proyección tiene. Aunque también necesita energía eléctrica para funcionar (requiere estar enchufado a la red eléctrica), consume entre tres y cuatro veces menos que un radiador eléctrico, señala Gutiérrez.
“Ahora que los vaivenes del precio de la luz nos vuelven a preocupar, la aerotermia proporciona de forma gratuita el 80% de la energía de calefacción y agua caliente, por lo que solo hay que pagar el 20% restante a través del recibo de la luz o, en su defecto extrayendo la energía de otra fuente renovable como pudiera ser la fotovoltaica (si existiera un marco legal apto para el autoconsumo)”, cuenta Carlos Gómez Caño, director general de Toshiba Calefacción & Aire Acondicionado, firma que registra crecimientos anuales en las ventas del 40%, sobre todo en promociones de viviendas de alta gama. Estos aparatos resuelven las necesidades de calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria de una vivienda “con una reducción del coste energético, como mínimo, del 50% frente al gasóleo y del 25% respecto al gas natural”, según Toshiba.
También las calderas de biomasa aportan ahorros económicos importantes y están siendo la apuesta de muchas comunidades de propietarios que deciden sustituir sus viejos sistemas centralizados para rebajar su factura. Logran ahorros de un 40% respecto al gasóleo (si se usan termostatos y repartidores de costes el ahorro puede alcanzar el 60%) y de un 20% respecto al gas natural. En la ciudad de Madrid, muchas de las que hacen el cambio tienen antiguas calderas de carbón; en la capital aún existen entre 150 y 200”, señala Juan Cabello, director general de la compañía Calordom. Además, el coste de la inversión ha bajado en los últimos años, de forma que apenas es un 5% o un 10% más caro que instalar gasóleo o gas natural —antes era hasta un 40% superior— y en algunos casos es igual o incluso inferior, apuntan en Calordom. Lo que no ha variado es el espacio que requieren estos equipos y que hace imposible su instalación en algunas fincas. Hay calderas, procedentes del norte de Europa, diseñadas solo para quemar pellets
—biocombustible sólido que se obtiene a partir de restos agrícolas, forestales y cultivos energéticos— y otras fabricadas en España que también admiten huesos de aceituna, un 30% más baratos que los pellets.
Si se trata de equipos individuales, la estufas de pellets se suelen emplear como solución para apoyar y reducir el coste energético e, incluso, eliminar la calefacción tradicional de gas o gasóleo.